No entiendo esta imagen. Me da un poco de miedo. Es una emblema de la cultura de la muerte. ¿Quién tomó la decisión de enmarcarla con ese marco dorado? ¿Y de ponerla sobre la mesa al lado de las banderas?
Si no supieras nada del caso pensarías que lo estuvieran venerando como un heroe. Tiene algo en común con la imagen del cadáver del Ché. No ideológicamente, pero en la forma kitsch de mostrar el cadáver-trofeo. Me marea.
Hoy Salon reporta que Bush y su equipo tuvieron dos oportunidades de bajarle a Zarqawi en el 2000 y el 2004. Según el articulo oficiales militares contaron a la cadena televisiva NBC que la administración de Bush decidió no eliminarlo por que temia que sacar el campo de Zarqawi causaría que su invasión contra Irak no sería respaldado.
Mientras tanto el vocero jefe para América latina del Departamento de Defensa, Jeffrey Gordon recibe el diario La Nación exultante: “¡Hoy es un gran día para la democracia!”.
War is Peace. Freedom is Slavery. Ignorance is Strength
Via. BoingBoing
9.6.06
"Un gran dia para la democracia"
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5 comentarios:
Avoiding attacking suspected terrorist mastermind
Abu Musab Zarqawi blamed for more than 700 killings in Iraq
By Jim Miklaszewski
Pentagon Correspondent
NBC News
Updated: 7:14 p.m. ET March 2, 2004
With Tuesday’s attacks, Abu Musab Zarqawi, a Jordanian militant with ties to al-Qaida, is now blamed for more than 700 terrorist killings in Iraq.
But NBC News has learned that long before the war the Bush administration had several chances to wipe out his terrorist operation and perhaps kill Zarqawi himself — but never pulled the trigger.
In June 2002, U.S. officials say intelligence had revealed that Zarqawi and members of al-Qaida had set up a weapons lab at Kirma, in northern Iraq, producing deadly ricin and cyanide.
The Pentagon quickly drafted plans to attack the camp with cruise missiles and airstrikes and sent it to the White House, where, according to U.S. government sources, the plan was debated to death in the National Security Council.
“Here we had targets, we had opportunities, we had a country willing to support casualties, or risk casualties after 9/11 and we still didn’t do it,” said Michael O’Hanlon, military analyst with the Brookings Institution.
Four months later, intelligence showed Zarqawi was planning to use ricin in terrorist attacks in Europe.
The Pentagon drew up a second strike plan, and the White House again killed it. By then the administration had set its course for war with Iraq.
“People were more obsessed with developing the coalition to overthrow Saddam than to execute the president’s policy of preemption against terrorists,” according to terrorism expert and former National Security Council member Roger Cressey.
In January 2003, the threat turned real. Police in London arrested six terror suspects and discovered a ricin lab connected to the camp in Iraq.
The Pentagon drew up still another attack plan, and for the third time, the National Security Council killed it.
Military officials insist their case for attacking Zarqawi’s operation was airtight, but the administration feared destroying the terrorist camp in Iraq could undercut its case for war against Saddam.
The United States did attack the camp at Kirma at the beginning of the war, but it was too late — Zarqawi and many of his followers were gone. “Here’s a case where they waited, they waited too long and now we’re suffering as a result inside Iraq,” Cressey added.
And despite the Bush administration’s tough talk about hitting the terrorists before they strike, Zarqawi’s killing streak continues today.
© 2006 MSNBC Interactive
URL: http://www.msnbc.msn.com/id/4431601/
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© 2006 MSNBC.com
El escenario Para Bush, un alivio muy necesario
Por Hugo Alconada Mon
Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.– “¡Hoy es un gran día para la democracia!”, saludó a LA NACION el vocero jefe para América latina del Departamento de Defensa, Jeffrey Gordon.
El clima de regocijo en el Pentágono era palpable horas después de confirmarse la muerte del jefe de Al-Qaeda en Irak, Abu Mussab al-Zarqawi. “Su muerte es un gran avance en la lucha contra el terror –afirmó–. Por supuesto que alguien intentará reemplazarlo, pero es un retroceso para la insurgencia.”
La muerte de Al-Zarqawi representa el primer gran éxito para Estados Unidos en su “guerra contra el terror”, por encima incluso de la captura del dictador iraquí Saddam Hussein.
Bajo las bombas norteamericanas cayó el primer líder que, sin duda, pertenecía a Al-Qaeda, la red que golpeó el 11 de septiembre de 2001. La cúpula del poder de Estados Unidos optó, sin embargo, por mostrarse más cauta esta vez. En un país donde el apoyo público a la campaña bélica cae cada día –ronda ahora el 35%–, el gobierno utilizó la noticia para pedir más respaldo y recordar la sucesión de desafíos que aún hay en el horizonte.
“Dada la naturaleza de las redes terroristas, en realidad de esta red de redes, la muerte de Al-Zarqawi, aunque enormemente importante, no significa el fin de la violencia en Irak”, recordó el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, el hombre más resistido de la administración republicana.
La reacción del presidente George W. Bush resultó aún más notable. No tanto por lo que dijo –que la muerte de Zarqawi significa “un golpe severo para Al Qaeda”– como por lo que optó por silenciar.
Evitó predecir, como tantas veces en el pasado, que éste podía ser “un punto de inflexión” en la campaña en Irak. Así ocurrió cuando el electorado iraquí eligió un nuevo Parlamento y, otra vez, cuando se aprobó la nueva Constitución iraquí. Pero no ayer.
Bush felicitó a las tropas y dijo que Al-Zarqawi encontró “su propio final”. Pero también subrayó que “la difícil y necesaria misión continúa en Irak”, ya que cabe “esperar que los terroristas e insurgentes continuarán sin él”, al igual que “la violencia sectaria”.
El presidente reconoció así lo que el mando militar en el terreno sostiene desde hace años: el núcleo de la violencia en Irak se origina allí y no proviene de otros países de Medio Oriente, aun cuando se importen guerrilleros de Irán o de Arabia Saudita.
Como dos boxeadores
Es una incógnita, mientras tanto, si la muerte de Al-Zarqawi, anunciada ayer hasta el agotamiento por todos los medios de comunicación norteamericanos, contribuirá a un repunte en el apoyo a Bush o para las campañas en Irak y Afganistán.
La lucha entre la Casa Blanca y la insurgencia se asemeja cada vez más a un combate de boxeo.
La superpotencia militar da golpes de knock-out, pero muy cada tanto; los insurgentes golpean ligero, pero todos los días. Sólo ayer, el Pentágono anunció la muerte de seis soldados; anteayer, la de otros cinco; el martes, la de dos más. Son anuncios que golpean, día tras día, en la opinión pública.
“Hay una cantidad enorme de furia, porque estamos en una guerra que para mucha gente se inició con engaños y mentiras y que luego fue mal conducida, de un modo que costó la vida de nuestros soldados”, argumentó ayer el director de Campaña por el Futuro de Estados Unidos, Robert Borosage, una entidad liberal.
Desde otra posición ideológica, la analista de opinión pública del conservador American Enterprise Institute, Karlyn Bowman, llegó a una conclusión casi idéntica: “Las posturas frente la guerra, si bien no son absolutas, sí están muy arraigadas. Dudo de que esto [el final de Al-Zarqawi] tenga mucho impacto en la opinión pública”, señaló.
La muerte del sanguinario líder terrorista podría aportarle algo de aire a la Casa Blanca en un año de elecciones legislativas, pero poco. Menos que lo que le aportó la caída de Saddam Hussein, estimó Bowman.
“Sin duda hubo un pequeño aumento en el respaldo a Bush después de la captura de Saddam, pero eso fue muy en el inicio de la guerra y la gente tenía más esperanzas entonces”, comparó.
Los que vienen
El gobierno estadounidense mira al bombardeo en el que murió Al-Zarqawi con otros ojos. No sólo porque murió el líder de Al-Qaeda en Irak. También porque murieron junto con él varios de sus colaboradores, quizá sus hipotéticos sucesores.
“Uno espera que otros miembros de esa organización intenten asumir roles de liderazgo, pero esa gente probablemente no tenga las mismas cualidades de liderazgo o la misma experiencia”, dijo ayer el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack.
La renovación de la insurgencia comenzó casi de inmediato, como la serpiente de múltiples y crecientes cabezas.
Horas después de anunciada la muerte de Al-Zarqawi, trascendió que el jeque iraquí Abu Abdul Rahman al-Iraqi ocuparía el lugar vacante (ver Pág. 3). Y mientras es probable que el recuerdo de Al-Zarqawi lo erija en un mártir de dimensiones místicas para la resistencia iraquí, su muerte también recordó a los norteamericanos una pregunta de respuesta incierta. Si ubicar al líder terrorista iraquí tomó más de tres años, ¿cuánto más demorará rastrear a Osama ben Laden?
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/812949
War Room
Three years later, the U.S. gets Zarqawi
Iraqi and U.S. officials announced this morning that Abu Musab al-Zarqawi has been killed in an air strike northwest of Baghdad. At the White House, George W. Bush declared the news "a victory in the global war on terror."
Assuming that Zarqawi is really dead -- and we could wallpaper a small house with news reports of major al-Qaida leaders who turned out not to be -- the U.S. special forces who pulled off the attack deserve whatever praise they're going to get. But at the risk of raining on anyone's parade, it's fair to make one observation here:
The Bush administration didn't need to go to war to take out Zarqawi.
In fact, there's evidence that the war actually helped keep Zarqawi alive longer -- and certainly presented him with more easily accessible targets -- than would have been the case if the United States had not invaded Iraq. As NBC News reported back in 2004, U.S. military planners drew up plans to take out Zarqawi three times in 2002 and 2003, but the Bush administration killed the plans each time. Why? Because, military officials told NBC, the Bush administration feared that destroying Zarqawi's terrorist camp in Iraq "could undercut its case for war against Saddam."
-- Tim Grieve
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Permalink [09:23 EDT, June 8, 2006]
http://www.salon.com/politics/war_room/2006/06/08/zarqawi/index.html
Es la cabeza de Lavalle (Jr.), clavada en una pica en la plaza central de Dolores. Nada más que enmarcada. Para que no pasar la censura de la sensibilidad.
Para pasar, I mean.
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