20.2.06

El futuro de las adicciones

Los pobres rusos ya no podrán mamarse como dios manda. Según esta nota de EFE, publicada hoy en tapa en La Nación:

“Los rusos ya no podrán comprar su bebida nacional, el vodka, ni en los quioscos, ni en el metro, ni durante la noche, según una disposición del gobierno, que pretende reducir el consumo de alcohol, causa del 30 por ciento de las muertes en ese país.”

Uno de los problemas absolutamente claves de la humanidad – junto con temas como la amenaza nuclear, el hambre, la desigualdad económica, el terror a la muerte and etcetara forever—es qué hacer con las adicciones.

El hombre es el bicho más insatisfecho de la tierra.

Imaginasen un perro borracho, una mariposa adicto al crack, una guerra entre los árboles, una montaña deprimida por que no tiene ganas de ir a trabajar, una pez prostituta, un tuburón viendo televisión, un halcón masturbándose, un león esclavizando otros leones…

Imagen: de Stages of Creaton de Nat Friedman.

1 comentario:

Andrés Hax dijo...

Lunes 20 de Febrero de 2006
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Duras restricciones El gobierno ruso le declara la guerra al vodka
El alcohol causa el 30% de las muertes en ese país



MOSCU (EFE).- Los rusos ya no podrán comprar su bebida nacional, el vodka, ni en los quioscos, ni en el metro, ni durante la noche, según una disposición del gobierno, que pretende reducir el consumo de alcohol, causa del 30 por ciento de las muertes en ese país.

"Esperemos que esta medida haga que los rusos beban menos. Aunque no será fácil mientras el vodka siga siendo tan barato", aseguró Pavel Shapkin, presidente de la Asociación Nacional de Alcoholemia (ANA).

De acuerdo con la nueva resolución, el vodka -así como cualquier otra bebida que supere los 15 grados de alcohol- no podrá ser vendido en quioscos, puestos callejeros, el subterráneo, las estaciones de ómnibus y de trenes, aeropuertos, mercados y guarniciones militares.

Según ANA, 35.929 rusos murieron el pasado año debido al consumo de bebidas alcohólicas, un 5 por ciento menos que en 2004, mientras en Estados Unidos esta cifra no supera las 200.

Ahora, los únicos negocios con licencia para vender alcohol con una graduación superior a los 15 grados tendrán que tener más de 50 metros cuadrados de superficie, requisito que condena a la ruina a los negocios de barrio y pequeñas licorerías.

En cuanto a los horarios de venta al público, los rusos ya no podrán comprar vodka en ningún establecimiento comercial entre las once de la noche y las ocho de la mañana.

Los rusos beben anualmente una media de 14 litros de alcohol, mientras que el alcoholismo afecta a un 8% de la población, lo que redujo la esperanza de vida hasta los 58 años entre los hombres y 72 en las mujeres.

Por el precio de una botella de vino nacional, un ruso puede comprar dos o más botellas de vodka. Por eso, los jóvenes que comienzan a beber cerveza acaban pasando, tarde o temprano, a la bebida rusa por excelencia.

"La ley no es nueva. La novedad es la voluntad política del Kremlin de controlar de una vez por todas el tráfico de alcohol", aseguró Shapkin.

En su opinión, "en realidad, el gobierno pretende que el mercado del alcohol sea más transparente, ya que los impuestos del sector representan una importante parte del presupuesto anual". Las arcas del Estado reciben unos 2000 millones de dólares anuales en impuestos por la venta de alcohol entre los 142 millones de rusos.

El presidente Vladimir Putin, abstemio confeso, se ha propuesto regular la producción de alcohol, ya que, tras la liberalización del mercado en los años 90, los precios han bajado y la producción ha aumentado notablemente, en especial de licores adulterados. "Esto no tiene nada que ver con las peculiaridades del pueblo ruso. Es el mercado el que dicta las reglas. Debemos reducir la producción", dijo el mandatario.

A esa disposición se suma la prohibición, que entrará en vigor mañana, de vender bebidas alcohólicas sin etiquetas en las que se aclaren sus componentes y el año de producción.

"Se reducirán los canales para la venta de alcohol adulterado, pero para los fabricantes esto no será una amenaza, ya que siempre hay demanda de vodka", aseguró Andrei Sergeenkov, subdirector de una compañía gestora de la red de distribución de bebidas alcohólicas.

En los negocios, una botella de vodka barato cuesta de 42 a 45 rublos (1,60 dólares), de los que 38 rublos corresponden a impuestos, por lo que los fabricantes recurren a todo tipo de artimañas para abaratar el producto, incluso utilizando sustancias nocivas para la salud.

Lecciones de la historia

Con todo, la ANA se opone a medidas más drásticas, ya que podrían provocar un efecto contrario al deseado en los rusos, como quedó demostrado en el revuelo que se creó cuando el Kremlin prohibió, hace unos meses, el consumo de cerveza en las calles.

Según los historiadores, la afición de los rusos al consumo desmedido de alcohol proviene de tiempos de Pedro I, que castigaba la impuntualidad obligando a sus súbitos a beber diez litros de vodka, "tortura" que en ocasiones les costaba la vida.

El último zar, Nicolás II, introdujo la primera ley seca de la historia de Rusia en agosto de 1914, con el objetivo de dedicar la producción de alcohol a la cura de los heridos en la Primera Guerra Mundial.

La ley seca fue refrendada por los comunistas a su llegada al poder con la prohibición, en junio de 1918, de la venta de alcohol, pero fue abolida por impopular en 1925.

El último presidente de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, defendió recientemente una nueva campaña nacional contra el alcohol como la que él mismo lanzó en 1985 y que tuvo una pésima acogida entre la población. Según las malas lenguas, ambas campañas contra el vodka (1914 y 1985) crearon el caldo de cultivo para la caída, primero, de los zares y, después, de la Unión Soviética.



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